viernes, 26 de junio de 2015

ÉL


Divino cáliz,
del diluvio néctar,
que su mirada gozas.
Mi amado, de tu sagrado licor
sus días bebe.
Naufragará trémulo
en el salobre prado de tu morada.
Mi adamado.
Mi muy querido.
Lágrimas de eternidad
resbalan por las mejillas
de aquél que me hace luna
y me da todos los puertos,
las columnas, los pórticos, las palabras,
las torres, los palacios, los tronos...
Ved cómo juega a esconderle su sombra al tiempo.
Ved cómo hace de mí, una anciana o una niña.
Miradle bien. Juzgad cuál es su poder.
Él es el hombre que dice que me ama.